Se trata de un robot llamado HAGENT que funciona acercándose mediante unos sensores a una fuente de calor. Allí se calienta y acumula el calor en unas placas y acto seguido se mueve a otra zona de la casa -más fría- para esperar pacientemente a que el calor se transfiera al ambiente e ir calentándolo. Así de simple.
La idea me pareció ingeniosa e interesante; seguramente es el tipo de robot barato de construir y no demasiado complicado ni propenso a fallos, que quizá permitiera aprovechar mejor la energía del hogar en épocas de bajas temperaturas, sin suponer un gran coste.