Son muchos los aspectos en los que nos fijamos a la hora de comprar o construir una vivienda. Cada persona tenemos nuestras prioridades a la hora de decirnos por una opción. Y una de ellas es el de la orientación. Más allá de gustos, este hecho es importante en el consumo energético y, por tanto, en la eficiencia del hogar.
Hay una norma de eficiencia que muchas veces olvidamos en nuestro día a día: la energía mejor invertida es aquella que no hace falta gastar. Esa es la premisa principal de la certificación Passivhaus, aplicada a casas y edificios cuyos estándares de construcción reducen a una cuarta parte las necesidades de calefacción y refrigeración.
La llegada del proyecto europeo Renovation Wave pone de manifiesto el foco que Europa está empezando a poner en torno a la sostenibilidad de los edificios. Hasta ahora existían múltiples certificaciones que se centraban en diversos factores de evaluación como LEED, BREEAM, Verde, DGNB o Passivhause. Entonces ¿cuáles son los parámetros a tener en cuenta para medir la sostenibilidad de mi edificio?
El cuidado por el medio ambiente es una prioridad cada vez mayor en toda actividad económica, especialmente en el sector construcción, ya que genera en torno al 40% de las emisiones de CO2 mundiales. Por esta razón, cada vez es más común edificar siguiendo certificados ecológicos que ayudan a seguir una senda de descarbonización y sostenibilidad.
Una de las más notables tendencias en materia de construcción ecológica está siendo el uso de la paja como material de edificación. El interés por este tipo de viviendas, que aumenta en demanda año tras año, está cambiando la perspectiva de muchas personas por la multitud de ventajas que ofrece.
