El aire acondicionado, indispensable desde la antigüedad

"Del botijo hasta el aire acondicionado de última generación"
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Alcanzar el nivel de eficiencia de los sistemas de aire acondicionado contemporáneos ha supuesto siglos de prueba y error, innovación y mejora de sistemas ya existentes en otras partes del mundo. Especialmente en climas cálidos, desarrollar una climatización adecuada ha permitido, desde la antigüedad, convertir cualquier casa en un auténtico hogar. Estas son algunas de las invenciones antiguas más sorprendentes.

En cualquier edificio actual es habitual incorporar torres de ventilación, pero existen evidencias de que antes del año 400 a.C. ya se utilizaban en India y Persia. Estas estructuras, llamadas Badgir, son capaces de bajar hasta 15º la temperatura ambiente del hogar de manera pasiva. En un entorno en el que el cuidado del medio ambiente supone la perduración de las poblaciones, encontrar soluciones de climatización sostenible ha sido una prioridad desde la antigüedad.

La parte alta de la torre dispone de entradas por cada uno de los cuatro lados para captar el aire desde cualquier ángulo. A través de estas ranuras el aire fresco entra y baja por unos conductos, canalizados en forma de "X" para reducir las turbulencias y corrientes fuertes. El interior, con techo abovedado para aumentar su eficiencia, capta el calor y la humedad. Finalmente, al pasar a ser aire caliente y estar presionado por las corrientes entrantes, sale expulsado por los conductos de salida del Bagdir.

En las mismas regiones se utiliza un sistema similar, pero que aprovecha como refrigerante unos canales, o qanat, de agua subterránea. Tras redirigir el contenido de los pozos a través de conductos debajo de las viviendas, el qanat se conecta a través del sótano de la vivienda, de modo que el aire fresco llena el hogar y sale expulsado a través de una chimenea.

¿Cómo se puede crear hielo y mantenerlo durante días en pleno desierto? Desde la antigüedad, la ingeniería de los Yakhchal ha sido capaz de semejante proeza. Para ello, durante la noche convierte el agua de una pequeña piscina en hielo gracias al calor que extrae el aire y la radiación del cielo. Después se almacena en una gran bóveda subterránea construida con materiales aislantes naturales, como la arena, arcilla, ceniza o incluso pelo de cabra.

Esta bóveda, que utiliza las técnicas de ventilación propias de las los bagdir y qanat anteriormente mencionados, ha sido capaz de suministrar hielo para refrigerar hogares y mantener alimentos durante siglos en zonas que superan los 40º de temperatura.

Del botijo hasta el aire acondicionado de última generación

Otra invención sumamente interesante, gracias a la que se han refrescado múltiples generaciones, es el botijo. Este aparentemente simple depósito portátil, es capaz de reducir el calor del agua en su interior a más de 15 o 20 grados sobre la temperatura ambiente. Pero... ¿cómo lo hace?

La clave de su funcionamiento está en la porosidad de la arcilla con la que está construido, ya que ha pasado un proceso especial de calentado y moldeo. A través de la superficie, el botijo ‘suda’ parte del agua caliente y se acaba evaporando. Para cambiar de estado, el agua necesita energía adicional que extrae del calor contenido en su interior. De esta manera el resultado es un agua sorprendentemente fresca, que se ha convertido en todo un símbolo en culturas mediterráneas.

A partir de la revolución industrial, las exigencias de las nuevas urbes supusieron una proliferación de invenciones y patentes de climatización, especialmente en países occidentales. Desde ventiladores mecanizados hasta mecedoras con abanicos automáticos, fueron surgiendo una serie de artilugios hasta la llegada de los primeros aires acondicionados modernos.

Desde entonces, la eficiencia y sostenibilidad han mejorado estos sistemas de climatización, ahora tan comunes, en hogares o lugares de trabajo. Hoy día es posible tener sistemas de climatización asequibles a través de las bombas de calor más eficientes, alimentadas completamente con energías renovables como la geotermia o la energía solar.

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