Cómo saber si tu hogar es sostenible

"Apostar por la sostenibilidad de los edificios, además de aportar al medio ambiente, significa un mayor rendimiento económico"
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Construyendo en verde

La llegada del proyecto europeo Renovation Wave pone de manifiesto el foco que Europa está empezando a poner en torno a la sostenibilidad de los edificios. Hasta ahora existían múltiples certificaciones que se centraban en diversos factores de evaluación como LEED, BREEAM, Verde, DGNB o Passivhause. Entonces ¿cuáles son los parámetros a tener en cuenta para medir la sostenibilidad de mi edificio?

Según datos de la UE, actualmente el 75% de los edificios europeos son no-eficientes y solo el 1% de ellos se renuevan con objetivos de sostenibilidad cada año. Esto supone que el 40% del uso de la energía total es solo para edificios, con la emisión de gases de efecto invernadero que supone.

Para mejorar esta tendencia, la Comisión Europea ha creado la iniciativa Renovation Wave, con tres prioridades: paliar la pobreza energética que sufren 34 millones de europeos, renovar nuestros edificios públicos y conseguir la descarbonización de la climatización.

Qué factores se evalúan

Con la llegada del proyecto Renovation Wave, se están comenzando a ver diferentes iniciativas en administraciones nacionales y regionales que van a necesitar de un criterio común. A pesar de que todavía no hay una legislación homogénea que defina los parámetros exactos a medir, las evaluaciones tendrán en cuenta estos factores:

  • Gestión de la energía: Por un lado, siempre se busca la reducción del consumo energético y aumentar todo lo posible su generación de manera renovable. Por el otro lado, la reducción de emisiones de CO2 para convertir el edificio en carbon neutral es una prioridad en todo proyecto ecológico.
  • Métodos pasivos de sostenibilidad: Gracias a un estudio previo del edificio es posible establecer soluciones pasivas a través del uso de la arquitectura, la planificación y el uso de materiales. Buscar una orientación adecuada que aproveche el calor y la luz que proporciona el sol, además de estructuras que permitan una ventilación natural y un aislamiento adecuado, son opciones que apuntan hacia la sostenibilidad. Varias certificaciones oficiales, como Passivhaus, están específicamente centradas en el uso eficiente del espacio.
  • Construcción ecológica: Los procedimientos y materiales utilizados en la construcción, mantenimiento y deshecho de residuos también es un factor importante a evaluar. Por poner un ejemplo, el cemento es el material más utilizado en el sector de la construcción, pero genera casi el 10% de las emisiones de CO2 mundiales. Hay que tener responsabilidad en el uso y transporte del material necesario y buscar la manera de reducir su huella de carbono.
  • Entorno: Varias certificaciones de sostenibilidad, además de la iniciativa europea New Bauhaus, establecen un uso responsable del entorno. Reducir la destrucción del terreno lo máximo posible y tener en cuenta factores como la accesibilidad, la contaminación lumínica o la monitorización en la acumulación de gas radón ayuda a hacer de un edificio un lugar mejor para sus residentes y los alrededores.
  • Gestión de fluidos: El agua es uno de los elementos claves en la habitabilidad de un edificio, por lo que su gestión y reutilización es importante. Medir su consumo, aprovechar el agua no potable y la gestión de aguas residuales forman parte de la sostenibilidad de un edificio. Existen múltiples soluciones técnicas que optimizan el uso del agua sanitaria, aguas pluviales, agua de lluvia y residual. Se recomienda el uso de un sistema eficiente de climatización que cuide de la calidad del ACS, a la vez que asegure la nula contaminación por uso de gases refrigerantes contaminantes.

Las ventajas de un edificio sostenible

Apostar por la sostenibilidad de los edificios, además de aportar al medio ambiente, significa un mayor rendimiento económico de manera directa. Al aprovechar mejor la gestión de la energía y el consumo de agua, el edificio es mucho más competitivo económicamente en su LCC (Life Cycle Cost). Un edificio que es capaz de minimizar la creación de residuos y la necesidad de mantenimiento mejorará la durabilidad del propio inmueble, lo cual supone un mayor incentivo económico.

Contar con un edificio bien integrado en el espacio y con todas estas características de sostenibilidad genera un aumento en el valor de mercado de la zona. Pero no hay que olvidar que la mayoría de los edificios se crean con el objetivo de albergar personas dentro, tanto para habitar como para desarrollar un trabajo. Por tanto, crear un lugar respetuoso con el entorno, que ayude en la salud de las personas, confortable, funcional, accesible y duradero, será un lugar mejor en el que estar; lo que incrementará su productividad y satisfacción general.

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